jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 17.

David y Goliat (Eclo 47, 3-6)

171Los filisteos reunieron su ejército para la guerra; se concentraron en Soco* de Judá y acamparon entre Soco y Azeca*, en Fesdamín. 2Saúl y los israelitas se reunieron y acamparon en el valle de Ela*, y formaron para la batalla contra los filisteos. 3Los filisteos tenían sus posiciones en un monte y los israelitas en el otro, con el valle en medio.
4Del ejército filisteo se adelantó un campeón, llamado Goliat, oriundo de Gat, de casi tres mestros de alto. 5Llevaba un casco de bronce en la cabeza, una cota de malla de bronce que pesaba medio quintanl, 6grebas de bronce en las piernas y una jabalina de bronce a la espalda; 7el asta de su lanza era como la percha de un tejedor y su hierro pesaba seis kilos. Su escudero caminaba delante de él. 8Goliat se detuvo y gritó a las filas de Israel:
-¡No hace falta que salgáis formados a luchar! Yo soy el filisteo, vosotros los esclavos de Saúl. Elegíos uno que baje hasta mí; 9si es capaz de pelear conmigo y me vence, seremos esclavos vuestros; pero si yo le puedo y lo venzo, seréis esclavos nuestros y nos serviréis.
10Y siguió:
-¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Echadme uno, y lucharemos mano a mano!
11Saúl y los israelitas oyeron el desafío de aquel filisteo y se llenaron de miedo.
12David era hijo de un efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos, y cuando reinaba Saúl era ya viejo, de edad avanzada; 13sus tres hijos mayores habían ido a la guerra siguiendo a Saúl; se llamaban Eliab el primero, Abinadab el segundo y Samá el tercero. 14David era el más pequeño. Los tres mayores habían seguido a Saúl; 15David iba y venía del frente a Belén, para guardar el rebaño de su padre.
16El filisteo se aproximaba y se plantaba allí mañana y tarde; llevaba ya haciéndolo cuarenta días.
17Jesé dijo a su hijo David:
-Toma media fanega de grano tostado y estos diez panes, y llévaselos corriendo a tus hermanos al frente, 18y estos diez quesos llévaselos al comandante. Mira a ver cómo están tus hermanos y toma el recibo que te den. 19Saúl, tus hermanos y los soldados de Israel están en el valle de Ela, luchando contra los filisteos.
20David madrugó, dejó el rebaño al cuidado del rabadán, cargó y se marchó, según el encargo de Jesé. 21Cuando llegaba al cercado de los carros, los soldados salían a formar, lanzando el alarido de guerra. Israelitas y filisteos formaron frente a frente. 22David dejó su carga al cuidado de los de intendencia, corrió hacia las filas y preguntó a sus hermanos qué tal estaban. 23Mientras hablaba con ellos, un campeón, el filisteo llamado Goliat, oriundo de Gat, subió de las filas del ejército filisteo y empezó a decir aquello. David lo oyó; los israelitas, 24al ver a aquel hombre huyeron aterrados. 25Uno dijo:
-¿Habéis visto a ese hombre que sube? ¡Pues sube a desafiar a Israel! Al que lo venza, el rey lo colmará de riquezas, le dará su hija y librará de impuestos a la familia de su padre en Israel.
26David preguntó a los que estaban con él:
-¿Qué le darán al que venza a ese filisteo y salve la honra de Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso para desafiar al ejército del Dios vivo?
27Los soldados le repitieron lo mismo:
-Al que venza le darán este premi.
28Eliab, el hermano mayor, lo oyó hablar con los soldados y se le enfadó:
-¿Por qué has venido? ¿A quién dejaste aquellas cuatro ovejas en el páramo? Ya sé que eres un presumido y qué es lo que pretendes: a lo que has venido es a contemplar la batalla.
29David respondió:
-¿Qué he hecho yo ahora? Estaba preguntando.
30Se volvió hacia otro y preguntó:
-¿Qué es lo que dicen?
Los soldados le respondieron lo mismo que antes.
31Cuando se corrió lo que decía David, se lo contaron a Saúl, que lo mandó llamar.
32David dijo a Saúl:
-Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo.
33Pero Saúl respondió:
-No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo.
34David le replicó:
-Tu servidor es pastor de las ovejas de mi padre, y si viene un león o un oso y se lleva una oveja del rebaño, 35salgo tras él, lo apaleo y se la quito de la boca, y si me ataca, lo agarro por la melena y lo golpeo hasta matarlo. 36Tu servidor ha matado leones y osos; ese filisteo incircunciso será uno más, porque ha desafiado a las huestes del Dios vivo.
37Y añadió:
-El Señor, que me ha librado de las guerras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo.
Entonces Saúl le dijo:
-Anda con Dios.
38Luego visitó a David con su uniforme, le puso un casco de bronce en la cabeza, le puso una loriga, 39y le ciñó su espada sobre el uniforme. David intentó en vano caminar, porque no estaba entrenado, y dijo a Saúl:
-Con esto no puedo caminar, porque no estoy entrenado.
40Entonces se quitó todo de encima, agarró el cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. 41Este, precedido de su escudero, iba avanzando acercándose a David; 42lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, 43y le gritó:
-¿Soy yo un perro para que vengas a mí con un palo?
44Luego maldijo a David invocando a sus dioses, y le dijo:
-Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.
45Pero David le contestó:
-Tú vienes hacia mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado.
46Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel, 47y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder.
48Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección a David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección al filisteo; 49 echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra. 50Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. 51David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su campeón, huyeron. 52Entonces los soldados de Israel y Judá, en pie, lanzaron el alarido de guerra y persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón; los filisteos cayeron heridos por el camino de Saaraym* hasta gat y Ecrón. 53Los israelitas dejaron de perseguir a los filisteos y se volvieron para saquearles el campamento. 54David agarró la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, las armas las guardó en su tienda.
55Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, general del ejército:
-Abner, ¿de quién es hijo ese muchacho?
Abner respondió:
-Por vuestra vida, majestad, no lo sé.
56El rey le dijo:
-Pregunta de quién es hijo el muchacho.
57Cuando David volvió de matar al filisteo, Abner lo llevó a presentárselo a Saúl, con la cabeza del filisteo en la mano. 58Saúl le preguntó:
-¿De quén eres hijo, muchacho?
David respondió:
-De tu servidor Jesé, el de Belén.

Explicación.

17 La historia de David y Goliat presenta sus dificultades. Primero, el relato desconoce todo lo recedente, Saúl no conoce todavía a David; segundo, según 2 Sm 21,19, es Eljanán de Belén, uno de los campeones de David, quien mata al filisteo Goliat de Gat; se podría pensar en una victoria de David sobre un soldado filisteo que la tradición ha confundido con otro. Por otra parte, la victoria sobre Goliat supone en 19,5; 21,10; 22,10.13.

A pesar de las dificultades, el autor del libro tenía razón al conservar este capítulo: es una narración clásica. Clásica porque se ha incorporado a la tradición occidental, como una de las páginas favoritas del AT, Y si queremos, también por su indudable parentesco con la épica homérica. La armadura del gigante, toda en bronce -sólo la punta de la lanza era de hierro-, el desafío, el duelo singular, son detalles más frecuentes en la Ilíada que en la Biblia.

Salvo una incoherencia al final y un intento de armonización en 12-15, la narración está bien construida y equilibrada. Entre un prólogo y un epílogo, 1-3 y 55-58, discurre el relato en una serie de escenas compuestas variablemente de acción (A), o descripción (D) y palabra (P). El esquema es el siguiente:

a) D.P.A 4-7.8-10.11: el campamento; solo de Goliat; efecto en los israelitas.

b) A.P.A. 12-15.17-19.20-22: David es enviado por su padre.

c) A.P 23-24.25-30: David en el campamento, diálogos.

d) A.P.A.P. 31.32-37.38-39a.39b: David ante Saúl; (flash back).

e) A.P.A 40-42.43-47.48-51a: pelea singular.

f) A. 51b-54: victoria general; desenlace.

El v.16 es como una pieza de montaje: la figura del gigante proyecta su sombra sobre la aldea; el v.54 adelante hechos y sirve para cerrar en inclusión con la figura de Golia.

También se puede notar la presencia alterna de la multitud en las escenas primera, tercera y última, como fondo de escenas con dos personajes: David con su padre, David con Saúl, David con Goliat.

Junto a la construcción tenemos que considerar a los personajes. De las dos multitudes presentadas al principio se destacan dos solistas: Goliat y David; lo cual significa que Saúl está relegado a la multitud de Israel, con la que se confunde en el miedo (v.11). Si Saúl se destaca en la escena cuarta (en la tienda real), su papel es negativo; lo más que hace es "enviar", lo mismo que había hecho Jesé; ni siquiera sus armas servirán vicariamente; en la persecución final desaparece Saúl, sólo se destaca David.

Lo lógico es que Saúl hubiera salido a responder al desafío de Goliat: éste se llama a sí mismo "el filisteo", a Saúl le tocaría ser el israelita. Más aún, Goliat lo llama indirectamente amo de esclavos. Retirado Saúl, quedan Goliat y David reservados para el combate singular, representantes de los dos pueblos y ejércitos.

Hay otra oposición que recorre todo el relato y es más significativa: el contraste del guerrero y del pastor. La figura pastoril de David es el leitmotiv del episodio. Las dos primeras escenas plantean la oposición: irrumpe en escena el "guerrero": estatura prócer, armadura completa, desafío; a distancia y en segundo plano aparece el hijo menor de Jesé recibiendo órdenes paternas; los tres hermanos mayores han ido a la guerra, él se ha quedado con el rebaño; irá al campamento por breve tiempo como recadero, para volver a su oficio (lo subraya el v. 15); si va al campamento militar es para preguntar cómo están (en hebreo: por su paz); las últimas palabras del padre (v.19) subrayan el dato: los hermanos con Saúl y todos los israelitas están en el frente. Cuando David se marcha, encarga el rebaño a un guardián.

En la tercera escena David anda como perdido en el campamento, recogiendo noticias de oídas: "Pregunta a sus hermanos", "oye al filisteo", "pregunta a la gente". Eliab se encarga de recordarle a su hermano su verdadero oficio de pastor, y David se defiende arguyendo que no ha hecho nada, han sido sólo palabras.

Paradójicamente, será Saúl quien comience a transformar al pastor en guerrero. La cuarta escena prepara y retrasa el cambio. En primer lugar, Saúl intenta disuadir al mozo, es decir, quiere relegarlo a la masa indiferenciada de los israelitas; después cede e intenta transformarlo en guerrero: es un intento exterior, de sólo traje y armas, y fracasa; David sale a la pelea, pero está claro que sale en pura calidad pastor, las armas reales no le sirven. En el diálogo con Saúl, David ha argumentado en calidad de pastor: tales son sus victorias y sus armas; el flash back exalta su experiencia y valentía de pastor, en fuerte constraste con Goliat "guerrero desde mozo".

La escena culminante lleva el contraste al extremo: guerrero frente a pastor. Lo observa Goliat, lo sabe David, lo muestra el narrador concentrándose con precisión descriptiva en la piedra y la honda. En la escena final David se presenta como el hijo de Jesé, el pastor con la cabeza cortada del guerrero.

El motivo del pastor tiene dos complementos: uno es la insistencia en que es pequeño, joven (v. 14.28.33.43.55.56); segundo, el más pequeño cuenta con el apoyo del Señor. Así encontramos el motivo clásico del menor-mayor, en su versión teológica.

Ahora bien, el esquema del pastor, se destaca con valor simbólico. El pastor cuida de sus ovejas, las defiende de las fieras; el rey debería cuidar de su pueblo, defendiéndolo del enemigo; rey / pastor, pueblo / rebaño, enemigo / fieras. Saúl no es capaz de cumplir su oficio, David lo cumple, mostrando su capacidad para reinar. El pastor asume el cuidado del pueblo (incluido el rey) y lo defiende del enemigo / fiera.  Hasta el final, pastor. Sólo en el capítulo próximo lo nombrará Saúl capitán. Externamente los sucesos son casuales, parece que es Saúl quien hace la promoción; en realidad, es el Señor mismo quien "de andar tras las ovejas lo llevó a pastorear a su pueblo, Jacob" (Sal 78,71).

17,1 Casi a mitad de camino entre Belén y la costa, en un puesto que controla uno de los accesos al interior. Entre varias eminencias se forma una especie de circo por cuyo costado discurre un arroyo. La última localidad, tal como está escrita en el texto hebreo, significaría "término de la sangre".

* = Vallado; Cavada.

17,2 * = Encina.

17,3-7 Goliat es un buen nombre filisteo: Walyata-Alyata. Según el texto hebreo, sólo el metal de la lanza era de hierro. Cosa extraña, siendo así que los filisteos apoyaban su superioridad en el monopolio del hierro. Goliat parece un héroe de otro tiempo, o usa una armadura heredada. Todavía no se menciona su espada.

17,4 Nm 13,33.

17,8-9 Goliat se burla del régimen monárquico, que esclaviza los hombres a un rey. En su desafío propone jugarse quién será vasallo de quién.

17,12-15 Con tanto detalle parece como si quisiera retrasar los hechos. Para más detalles de la genealogía de David hay que consultar el final del libro de Rut.

17,17 Gn 37,13s.

17,21 1 Sm 4,5.

17,25-26 De la misma raíz vienen el verbo que traducimos por "desafiar" (salvar la honra) y el sustantivo "deshonra": con su desafío Goliat coloca a Israel en situación deshonrosa, de derrota práctica; sólo aceptando el desafío y venciendo se devolverá el honor de Israel. Por encima del duelo humano, un hombre contra un ejército, se alza el capitán celeste del ejército israelita, el verdadero desafiado e injuriado por el "incircunciso". El título no coincide con el clásico "Señor de los ejércitos" (Yhwh Sabaot), pero es equivalente. Aquí es donde comienza  a emerger el David teólogo, que comprende y explica el sentido de todos los hechos en su profundidad auténtica.

17,26 Jos 3,10.

17,32 No carece de ironía el presentar al joven pastor animando al rey: ¿es presunción, o ingenuidad? La respuesta de Saúl lo toma en el segundo sentido.

17,34-36 Con una velocísima acumlación de verbos de acción resume el joven sus hazañas contra las fieras; se diría un nuevo Sansón, que luchó con leones y filisteos.

17,37 El epifonema suena casi como estribillo de un posible salmo, de marcado paralelismo.

17,38-39 La armadura de Saúl resulta más modesta que la de Goliat, aunque probablemente más elaborada que la de sus soldados. Por la relación personal de vestidos y armadura con sus dueños, las armas reales tenían que comunicar al joven un suplemento de vigor. Al primer "no podrás" del rey responde David "con esto no puedo", lo cual prepara por contraste el verso siguiente.

17,40 Los preparativos se describen con minucia, como las armas de Goliat al principio; y las marcadas aliteraciones dan fuerte resalte a este verso.

17,43 "Perro", en sentido despectivo; los pastores todavía no usaban perros domesticados. La aliteración usada por el gigante parece querer transformar el palo deshonroso en maldición (keleb = perro, maqquel = palo, qalal = maldecir); en sus sonidos resuena la sonoridad del llamativo verso 40.

17,44 Frase estereotipada: 1 Re 14,11; 16,4; 21,24; Jr 7,33. Es quedar sin sepultura.

17,45-47 El discurso de David es una confesión teológica que reconoce al Señor como protagonista. Rítmicamente, a las tres armas del filisteo se opone el Señor con su nombre y títulos. La intervención divina llevará a un reconocimiento universal y local. Está claro quiénes son los dos rivales del duelo, en el que David es modesto representante, ejecutor de lo ya consumado.

17,45 Sal 20,8.

17,46 2 Re 19,19.

17,47 2 Cr 20,15.

17,48-49 Quizá el filisteo no conociese la honda como arma de combate y se figura que David viene desarmado. Él necesita acercarse, al menos a tiro seguro de jabalina, mientras que a David le ayuda mantener una cierta distancia; por eso resulta extraño que corra hacia él. Quizá se pudiera traducir "corrió hacia las filas, al acercarse el filisteo".

17,49-51 Los versos 49 y 51 emplean la técnica conocida de articular la acción en momentos precisos y rápidos, con acumulación verbal; el verso 50, en cambio, es como un comentario que hace coro al principio de que "el Señor da la victoria sin espada". También expresa la oposición guerrero-pastor explicada más arriba.

17,51 Jdt 13,8.

17,52-53 La distancia entre Judá e Israel será más tarde decisiva, pero ya tenía fundamento entonces: David y Saúl la representan a su manera. La derrota filistea es en buena parte cuestión de prestigio, una huida deshonrosa, un revés sin muchas pérdidas.

17,52 * = Dospuertas.

17,54 Naturalmente la noticia no encaja: porque Jerusalén todavía no ha sido conquistada, y cuando la conquistó David, de aquella cabeza quedaría la calavera y el casco. El sentido en el contexto es simplemente el de un trofeo de guerra. Jdt 13,15.

17,55-58 Este epílogo no va de acuerdo con la narración, y sirve más bien para introducir el capítulo siguiente empalmándolo con el 17. El procedimiento de volver hacia atrás es normal, pero es inexplicable la ignorancia de Saúl.

Abner es tío de Saúl y su primer general. La escena concluye propiamente en 18,2.

No hay comentarios:

Publicar un comentario