jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 20.

David y Jonatán

201David huyó del convento de Ramá y fue a decirle a Jonatán:
-¿Qué he hecho, cuál es mi delito y mi pecado contra tu padre para que intente matarme?
2Jonatán le dijo:
-¡Nada de eso! ¡No morirás! No hace mi padre cosa grande ni chica que no me la diga antes. ¿Por qué va a ocultarme esto mi padre? ¡Es imposible!
3Pero David insistió:
-Tu padre sabe perfectamente que te he caído en gracia, y dirá: <<Que no se entere Jonatán, no se vaya a llevar un disgusto>>. Pero, vive Dios, por tu vida, estoy a un paso de la muerte.
4Jonatán le respondió:
-Lo que tu digas lo haré.
5Entonces David le dijo:
-Mañana precisamente es luna nueva, y me toca comer con el rey. Déjame marchar y me ocultaré en descampado hasta pasado mañana por la tarde. 6Si tu padre me echa de menos, le dices que David te pidió permiso para hacer una escapada a su pueblo, Belén, porque su familia celebra allí el sacrificio anual. 7Si él dice que bueno, estoy salvado; pero si se pone furioso, quiere decir que tiene decidida mi muerte. 8Sé leal con este servidor, porque nos une un pacto sagrado. Si he faltado, mátame tú mismo, no hace falta que me entregues a tu padre.
9Jonatán respondió:
-¡Dios me libre! Si me entero de que mi padre ha decidido que mueras, cierto que te aviso.
10David preguntó:
-¿Quién me lo avisará, si tu padre te responde con malos modos?
11Jonatán contestó:
-¡Vamos al campo!
12Salieron los dos al campo, y Jonatán le dijo:
-Te lo prometo por el Dios de Israel; mañana a esta hora sondearé a mipadre, a ver si está a buenas o malas contigo, y te enviaré un recado. 13Si trama algún mal contra ti, que el Señor me castigue si no te aviso para que te pongas a salvo. ¡El Señor esté contigo como estuvo con mi padre! 14Si entonces yo vivo todavía, cumple conmigo el pacto sagrado, y si muero, 15no me dejes nunca de favorecer a mi familia. Y cuando el Señor aniquile a los enemigos de David de la faz de la tierra, 16no se borre el nombre de Jonatán en la casa de David. ¡Que el Señor tome en cuentas a los enemigos de David!
17Jonatán hizo jurar también a David por la amistad que le tenía, porque lo quería con toda el alma, 18y le dijo:
-Mañana es luna nueva. Te echarán de menos, porque verán tu asiento vacío. 19Pasado mañana tu ausencia llamará mucho la atención. Tú te vas a donde te escondiste aquella vez, y te quedas junto a las piedras; 20yo dispararé tres flechas en esa dirección, como tirando al blanco, 21y mandaré un criado que vaya a por las flechas. Si le digo: <<Las tienes más acá, recógelas>>, puedes venir, es que todo va bien, no hay problema, vive Dios. 22Pero si le digo al chico: >>Las tienes más allá>>, vete, el Señor quiere que te marches. 23Y en cuanto a la promesa que nos hemos hecho tú y yo, el Señor estará siempre entre los dos. 
24Así, pues, David se escondió en el campo.
25Llegó la luna nueva y el rey se sentó a la mesa para comer; ocupó su puesto de siempre, junto a la pared; Jonatán se sentó enfrente, y Abner a un lado, y se notó que el puesto de David quedaba vacío. 26Pero aquel día Saúl no dijo nada, porque pensó: <<A lo mejor es que no está limpio, no se habrá purificado>>. 27Pero al día siguiente, el segundo del mes, el sitio de David seguía vacío, y Saúl preguntó a Jonatán:
-¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jesé ni ayer ni hoy?
28Jonatán le respondió:
29-Me pidió permiso para ir a Belén. Me dijo que lo dejase marchar, porque su familia celebraba en el pueblo el sacrificio anual y sus hermanos le habían mandado ir; que si no me parecía mal, él se iría a ver a sus hermanos. Por eso no ha venido a la mesa del rey.
30Entonces Saúl se encolerizó contra Jonatán, y le dijo:
-¡Hijo de mala madre! ¡Ya sabía yo que estabas conchabado con el hijo de Jesé, para vergüenza tuya y de tu madre! 31Mientras el hijo de Jesé esté vivo sobre la tierra, ni tú ni tu reino estaréis seguros. Así que manda a buscármelo, porque merece la muerte.
32Jonatán le replicó:
-Y ¿por qué va a morir? ¿Qué ha hecho?
33Entonces Saúl le arrojó la lanza para matarlo. Jonatán se convenció de que su padre había decidido matar a David. 34Se levantó enfurecido y no comió aquel día (el segundo del mes), afligido porque su padre había deshonrado a David.
35Por la mañana Jonatán salió al campo con un chiquillo para la cita que tenía con David. 36Dijo al muchacho:
-Corre a buscar las flechas que yo tire.
El muchacho echó a correr, y Jonatán disparó una flecha, que lo pasó. 37El muchacho llegó a donde había caído la flecha de Jonatán, 38y éste le gritó:
-¡La tienes más allá! ¡Corre aprisa, no te quedes parado!
39El muchacho recogió la flecha y se la llevó a su amo, sin sospechar nada; sólo Jonatán y David lo entendieron. 40Jonatán dio sus armas al criado y le dijo:
-Anda, llévalas a casa.
41Mientras el muchacho se marchaba, David salió de su escondite; cayó ante él a tierra, postrándose tres veces; luego se abrazaron llorando los dos copiosamente. 42Jonatán le dijo:
-Vete en paz. Como nos lo juramos en el nombre del Señor: que el Señor sea siempre juez de nosotros y de nuestros hijos.

Explicación.

Este capítulo contiene una narración lineal y dramática. Por el desdoblamiento del primer diálogo en dos escenas resultan cuatro breves escenas, que se equilibran y avanzan hasta un momento decisivo:

a) Jonatán y David en la corte; b) Los dos en el campo. c) Jonatán y Saúl en palacio. d) Jonatán y David en el campo.

Gran parte de la acción es diálogo, el tono dramático procede de la situación y de las palabras.

Jonatán y David renuevan su pacto de amistad, que los une fuertemente en el momento en que han de separarse. David apela al pacto, oprimido por el peligro de muerte que aprecia con claridad; Jonatán, lleno de presentimientos sombríos, quiere alargar el pacto más allá de la muerte. Saúl los separa: intenta quebrar la lealtad de Jonatán apelando al deber filial y a la esperanza de sucederle en el trono; no lo consigue, pero los separa de por vida.

20,1-11 Jonatán confía en el éxito de su primera intercesión: la primera escena del capítulo precedente resuena aquí, y obliga al lector a tender un puente de continuidad narrativa. David tiene que desengañarlo de tal confianza en la bondad última de Saúl. El diálogo de cuatro dobles intervenciones es largo para el estilo bíblico.

20,1-2 El comienzo es apasionado: David pronuncia una sola pregunta urgente, marcada por la aliteración inicial; Jonatán responde agitadamente con una imprecación, una negación categórica, un enunciado, una pregunta, una negación categórica, en ritmo irregular y expresivo.

20,3 David continúa en estilo enfático; su doble imprecación por la vida del Señor y por la del amigo, ensombrece el recuerdo de la muerte amenazadora.

20,5-7 El plan de David aclarará la situación a la vez que le permitirá escapar. La luna nueva o comienzo de mes es día festivo.

20,8 La alianza sellada ante el Señor vincula a los dos soldados: si uno quebranta gravemente la lealtad, el otro podrá matarlo sin recurrir a una instancia superior. Eclo 14,16.

20,12-23 Esta salida al campo de los dos amigos nos recuerda sin querer aquella otra de dos hermanos llamados Caín y Abel. Jonatán comienza respondiendo a la petición de David, pero muy pronto se remonta mirando al futuro: en sus palabras está renunciando prácticamente a sus derechos de sucesión, está viendo a David como sucesor de Saúl, invoca el favor de Dios para el nuevo rey y el favor del nuevo rey para sí y su familia. Lealtad más allá de la muerte. Es como si Jonatán rindiese el homenaje que no podrá rendir en vida; como anticipando su muerte, pone a sus descendientes bajo la protección de David. Esta es la fuerza de la amistad y de la alianza.

Se habla del nombre de Jonatán, no de Saúl. En estas dos escenas el narrador ha evitado nombrar a Saúl; es "tu padre", "mi padre", según quien hable; una vez es "el rey"; cuando el narrador tome la palabra, en la tercera escena, entonces lo nombrará.

20,13 1 Sm 10,7.

20,17 Eclo 25,9.

20,23 El Señor sanciona el pacto sagrado, (sanctus = sancionado): sanciona la mutua aceptación, el mantenimiento, y sancionará las transgresiones de cualquiera de las parte. Gn 31,50.

20,25-34 El esquema clásico de los tres tiempos o días se cumple aquí con gran densidad abarcando esta escena y la siguiente: el primer día reina un silencio ominoso, el segundo día estalla la cólera, el tercer día se consuma la fuga.

20,26 No sólo el banquete sagrado, sino cualquier banquete exigía estado de pureza, para no contaminar a los demás; era muy fácil adquirir una contaminación, y complicado purificarse de ella.

20.27 En boca de Saúl (v. 27.30.31), David es "el hijo de Jesé"; evita el nombre personal.

20,30-33 Saúl reacciona con violencia inusitada: se trata de la traición del heredero. La orden obliga a Jonatán a tomar partido contra David, por su padre (que será tomar partido por sus propios derechos): haciendo de esbirro y trayendo a David para que sea ejecutado, traicionará a su amigo, será fiel a su padre, se asegurará el trono. Al negarse Jonatán, Saúl ve consumada la traición, no puede contar con su heredero; en un nuevo arrebato o ataque intenta matarlo allí mismo.

Jonatán en su intento pacificador ha precipitado la ruptura, el odio final de Saúl. Es una figura trágica.

20,30 Prov 15,20.

20,35-42 David habló en la primera escena con pasión, después ha callado escuchando, después se esconde, finalmente desaparece. En casi toda esta escena a David le toca escuchar escondido; y al final no dice nada.

En esas flechas disparadas se nos antoja ver una cifra de la situación. Flechas, juego de guerreros, Jonatán no ha dado en el blanco; van más allá del criado con su mensaje cifrado; y están disparando a David hacia lo desconocido. David arrojado: ¿dará en el blanco? Pero, aunque los hebreos amaban el lenguaje de las acciones simbólicas, no podemos afirmar que dieran tal alcance a estas flechas. Con todo, debemos escuchar con David escondido esas palabras de Jonatán "corre, aprisa, no te quedes parado". El criado no lo entiende, David y Jonatán tienen ahora un secreto.

20,41 Se postra en señal de respeto al amigo: véanse, por ejemplo, Gen 42,6 (los hermanos ante José=; Gn 33,3 (Jacob ante Esaú).

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