jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 22.

David, huido

221David marchó de allí a esconderse en el refugio de Adulán. Cuando se enteraron sus parientes y toda su familia, fueron allá. 2Se le juntaron unos cuatrocientos hombres, gente en apuros o llena de deudas o desesperados de la vida. 3David fue su jefe. De allí marchó a Mispá, de Moab, y dijo al rey de Moab:
-Permite a mis padres vivir entre vosotros, hasta que ve qué quiere Dios de mí.
4Se los presentó al rey de Moab, y se quedaron allí todo el tiempo que David estuvo en el refugio.
5El profeta Gad dijo a David:
-No sigas en el refugio, métete en tierra de Judá.
Entonces David marchó y se metió en la espesura de Járet.

Matanza de los sacerdotes

6Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo el tamarindo, en lo alto, con la lanza en la mano, rodeado de toda su corte, cuando llegó la noticia de que habían sido vistos David y su gente. 7Entonces habló Saúl a sus ministros que estaban en pie junto a él:
-Oíd, benjaminitas: Por lo visto también a vosotros el hijo de Jesé os va a repartir campos y viñas y os va a nombrar jefes y oficiales de su ejército, 8porque todos estáis conspirando contra mí, nadie me informa del pacto de mi hijo con el hijo de Jesé, nadie siente pena por mí ni me descubre que mi hijo ha instigado a un vasallo mío para que me aceche, como está pasando ahora.
9Doeg, el edomita, mayoral de los pastores de Saúl, respondió:
-Yo vi al hijo de Jesé llegar a Nob, donde Ajimélec, hijo de Ajitob. 10Le pidió por amor de Dios, y Ajimélec le dio provisiones, y además la espada de Goliat, el filisteo.
11El rey mandó llamar al sacerdote Ajimelec, hijo de Ajitob, a toda su familia, sacerdotes de Nob. Se presentaron todos ante el rey, 12y éste les dijo:
-Escucha, hijo de Ajitob.
Respondió:
-Aquí me tienes, señor.
13Saúl preguntó:
-¿Por qué habéis conspirado contra mí tú y el hijo de Jesé? Le has dado comida y una espada, y has consultado a Dios por él para que me aceche, como está pasando ahora.
14Ajimelec respondió:
-¿Y qué siervo tenías tan de confianza como David, yerno del rey, jefe de tu guardia y tratado con honor en tu palacio? 15¡Ni que fuera hoy la primera vez que consulto a Dios por él! ¡Líbreme Dios! No mezcle el rey en este asunto a este servidor y a su familia, que tu servidor no sabía ni poco ni mucho de ese asunto.
16Pero el rey replicó:
-Morirás sin remedio, Ajimélec, tú y toda tu familia.
17Y luego dijo a los de su escolta:
-Acercaos y matad a los sacerdotes del Señor, porque se han puesto de parte de David, y sabiendo que huía no lo denunciaron.
Pero los guardias no quisieron mover la mano para herir a los 18sacerdotes del Señor. Entonces Saúl ordenó a Doeg:
-Acércate tú y mátalos.
Doeg, el edomita, se acercó y los mató. Aquel día murieron ochenta y cinco hombres de los que llevan el efod de lino. 19En Nob, el pueblo de los sacerdotes, pasó a cuchillo a hombres y mujeres, chiquillos y niños de pecho, bueyes, asnos y ovejas. 20Un hijo de Ajimélec, hijo de Ajitob, llamado Abiatar, se escapó. Llegó huyendo detrás de David y 21le contó que Saúl había asesinado a los sacerdotes del Señor. 22David le dijo:
-Ya me di cuenta yo aquel día de que estaba allí Doeg, el edomita, y que avisaría a Saúl. ¡Me siento culpable de la muerte de tus familiares! 23Quédate conmigo, no temas; que el que intente matarte a ti intenta matarme a mí; conmigo estarás bien defendido.

Explicación.

22,1-5 Este episodio con el anterior sirven para retrasar el desenlace del episodio de Nob, por lo cual es difícil determinar su posición cronológica correcta. Además, la gente que se agregó a David debió de ir creciendo paulatinamente; el autor resume en una noticia muchos casos diversos. La familia se le junta porque teme las represalias del rey, los demás son gente que rompe con la sociedad y el estado.

Adulán es una minúscula población en terreno montañoso rico en cavernas, situada a media distancia entre Belén y Gat; sitio bueno para el refugio, el escondrijo y la retirada.

22,2 Jue 9,4.

22,3 Según la tradición que recoge al final el libro de Rut, David tenía ascendencia moabita, lo cual podría justificar su petición de asilo para sus padres. Moab, al otro lado del Jordán, queda al margen de las luchas israelitas con los filisteos. Lo que Dios quiere de David se le irá manifestando por oráculos proféticos, consultas sacerdotales, y por el desenvolverse de los sucesos.

22,5 El profeta Gad reaparece en 2 Sm 24; según 1 Cr 29,29, escribió una historia del reino de David. Járet queda entre Adulán y Hebrón.

22,6-23 La narración empalma con los sucesos de Nob. Está construida linealmente, como un proceso ante el tribunal regio: denuncia, interrogatorio, sentencia, ejecución. Se acumulan los detalles para mostrar lo odioso del hecho: denuncia de un extranjero, no se admite la respuesta justa del reo, por la supuesta culpa de uno paga toda la población, hay una matanza de sacerdotes, la ejecuta el mismo extranjero, porque los demás se niegan a herir a personas consagradas.

Saúl intentó cortar, con un castigo ejemplar, posibles adhesiones a su rival; pero quebranto la justicia, ofendió a sus militares, mató sacrílegamente. Saúl queda totalmente condenado al actuar como juez inicuo, él, que debía ser defensor de la justicia. El epílogo nos muestra, frente al Saúl temible, al David protector.

22,6 Muchas poblaciones israelitas se llaman Loma en aquella región montañosa. Saúl ha establecido su corte en una de ellas y le ha dado su nombre. Loma de Saúl; está situada a unos 4 kilómetros al norte de Jerusalén. En algunas épocas del año la corte se reúne al aire libre, bajo un tamarindo o una encina, a tratar cuestiones de gobierno, administrar justicia, etc. A falta de cetro, la lanza parece ser el distintivo real de Saúl: 18,10; 20,24; 26,7; 2 Sm 1,6. Casi un leitmotiv.

22,7-8 Saúl apela al principio "quien no está conmigo, está contra mí", suponiendo que sus ministros están informados y que su silencio es culpable. Con tono irónico y patético, que incluye una grave acusación, intenta vencer su silencio. Un acumularse de posesivos de primera persona modela con su rima llamativa el discurso. También importan los contrastes: Saúl ha escogido de su tribu, de Benjamín, a sus ministros, mientras que Doeg, es un edomita: Jonatán es hijo de un rey, mientras que David es hijo de Jesé, es un esclavo del rey.

22,13 Saúl da por descontado que David está conspirando contra él; por eso, todo acto de colaboración con David es delito de lesa majestad. Y mezclar a Dios en la conspiración, pidiendo un oráculo, es un agravante imperdonable. (Saúl no dispone ya de oráculo profético, una vez que ha roto con Samuel, y no leemos que siga consultando el oráculo sacerdotal).

22,14-15 Ajimélec retuerce la acusación: David es hijo de Jesé, pero además yerno del rey; él ha dado una espada, pero David es jefe de la guardia real; ha dado comida al que come honoríficamente en palacio. En cuanto a la conspiración, no sabía nada.

22,19 Como en una guerra santa: Dt 20.

22,20-23 Es conocido el motivo narrativo del hijo que se salva de la matanza: Yotán hijo de Gedeón, Joás rey de Judá. De este modo continúa la casa sacerdotal de Elí, según lo anunciado en 2,33, y David tiene de su parte al que será sumo sacerdote. Como la ruptura de Saúl con Samuel hizo que Gad se pasase a David. Saúl sigue construyendo su propia ruina y el ascenso de su rival: es la ironía trágica.

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