jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 23.

David, en Queilá

231A David le llegó este aviso: 
-Los filisteos están atacando Queilá y andan saqueando las eras.
2David consultó al Señor:
-¿Puedo ir a matar a los filisteos?
El Señor le respondió:
-Vete, porque los derrotarás y liberarás Queilá.
3La gente de David le dijo:
-Aquí, en Judá, estamos con miedo; cuánto más si vamos a Queilá a atacar a los escuadrones filisteos.
4David volvió a consultar al Señor. Y el Señor le respondió:
-Emprende la marcha hacia Queilá, que yo te entrego a los filisteos.
5David fue a Queilá con su gente, luchó contra los filisteos, les infligió una gran derrota y se llevó sus rebaños. Así salvó a los vecinos de Queilá. 6(Cuando Abiatar, hijo de Ajimélec, huyó adonde David, a Queilá, llevó consigo un efod).
7A Saúl le informaron de que David había ido a Queilá, y comentó:
-Dios me lo pone en la mano; se ha cortado la retirada, metiéndose en una ciudad con puertas y cerrojos.
8Luego convocó a todo su ejército a la guerra, para bajar a Queilá a cercar a David y su gente. 9David supo que Saúl tramaba su ruina y dijo al sacerdote Abiatar:
-Trae el efod.
10Y oró:
-Señor, Dios de Israel, he oído que Saúl intenta venir a Queilá a arrasar la ciudad por causa mía. 11¿Bajará Saúl como he oído? ¡Señor, Dios de Israel, respóndeme!
El Señor respondió:
-Bajará.
12David preguntó:
-Y los notables de la ciudad, ¿nos entregarán a mí y a mi gente en poder de Saúl?
El Señor respondió:
-Os entregarán.
13Entonces David y su gente, unos seiscientos, salieron de Quielá y vagaron a la ventura.
Avisaron a Saúl que David había escapado de Queilá y desistió de la campaña.

David y Jonatán

14David se instaló en el páramo, en los picachos, en la montaña del desierto de Zif. Saúl andaba siempre buscándolo, pero Dios no se lo entregaba. 15Cuando Saúl salió en su busca para matarlo, David estaba en el desierto de Zif, en Jores, y tuvo miedo. 16Pero Jonatán, hijo de Saúl, se puso en camino hacia Jores para ver a David; le estrechó la mano, invocando a Dios, 17y le dijo:
-No temas, no te alcanzará la mano de mi padre, Saúl. Tú serás rey de Israel y yo seré el segundo. Hasta mi padre, Saúl, lo sabe.
18Los dos hicieron un pacto ante el Señor, y David se quedó en Jores mientras Jonatán volvía a su casa.

David perseguido

19Algunos de Zif fueron a Guibeá a decir a Saúl:
-David está escondido entre nosotros, en los picachos, en Jores, en el cerro de Jaquilá, en la vertiente que da a la estepa. 20Majestad, si tienes tantas ganas de bajar, baja, que a nosotros nos toca entregárselo al rey.
21Saúl dijo:
-Dios os lo pague; ya que os habéis compadecido de mí. 22Andad, preparaos bien, aseguraos bien del sitio por donde anda, porque me han dicho que es muy astuto. 23Informaos a ver en qué escondrijos se esconde, y volved trayéndome los datos exactos. Yo marcharé con vosotros, y si el está en esa zona, daré una batida por todas las aldeas de Judá.
24Se pusieron en camino en dirección a Zif, delante de Saúl. David y su gente estaban en el páramo, hacia el sur de la estepa. 25Saúl y los suyos fueron en su busca, pero le llegó el soplo a David, y bajó al roquedal de la estepa de Maón se enteró Saúl y salió en persecución de David por la estepa de Maón se enteró Saúl y salió en persecución de David por un lado del monte y David con los suyos, por el otro, y cuando David se alejaba precipitadamente de Daúl, y éste con los suyos, y éste con los suyos estaba ya rodeándolo para atraparlo, 27se le presentó a Saúl un mensajero:
-Ven aprisa, que los filisteos están saqueando el país.
28Entonces Saúl dejó de perseguir a David, y se volvió para hacer frente a los filisteos. Por eso aquel sitio se llama Selá Hammahlacot*.

Explicación.

23,1 Queilá se encuentra unos kilómetros al sureste de la espesura de Járet; los filisteos hacen incursiones repentinas, adentrándose por valles y desfiladeros hasta los poblados israelitas desprevenidos.

23,2-4 Como indica el v.6, el sumo sacerdote se encarga de hacer la consulta; el segundo oráculo pronuncia la fórmula clásica de la guerra santa.

23,5 Con su rápida reacción David ocupa a sus hombres, los entrena, prueba su fidelidad a la causa israelita, se gana el agradecimiento de algunas poblaciones y la confianza de otras.

23,7 Comienza un esquema semejante al del v. 1: el anuncio, el enemigo. Saúl cuenta con la victoria: "Dios me lo pone en la mano"; fórmula parecida a la anterior. Pero con una diferencia decisiva: lo que arriba era oráculo del Señor, aquí es cálculo de Saúl, que no cuenta ya con el profeta o el sacerdote.

Queilá es ciudad cerrada: la muralla o las casas no dejan más que una entrada, es fácil de cercar y asaltar. Saúl comprende que David se ha metido en una trampa.

23,9 El verso parece indicar que David disponía de enlaces y espías en la corte.

23,10-11 Los notables de la ciudad sienten más miedo a Saúl que agradecimiento a David; por un fugitivo, aunque benefactor, no están dispuestos a sacrificar la entera población.

Esta tuvo que ser la actitud de muchos durante esta etapa de la vida de David.

23,13 David comprende que lo mismo le puede suceder en cualquier poblado, y en adelante tiene que vivir en los montes.

23,14-18 Los montes de Zif se encuentran en la región de Hebrón; hasta la coronación. La visita de Jonatán hace eco a la despedida del capítulo 20, con el mismo tema de la alianza y del reinado futuro de David. Ningún presentimiento de muerte suena en estas palabras. El narrador coloca aquí la noticia para mostrar la lealtad de Jonatán incluso en la desgracia y el peligro.

23,19-28 El episodio cuenta muy bien el rápido acercarse de los dos grupos, en una serie de movimientos alternos, ligados por verbos de informar. Al final Saúl se muestra fiel a su misión real, que es luchar contra los filisteos. ¿No deberían andar los dos de acuerdo contra el enemigo común?

23,28 * = Peña de las Despedidas.

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