jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 7.

71Los de Quiriat Yearim fueron, recogieron el arca y la llevaron a Guibeá* a casa de Abinadab, y consagraron a su hijo Eleazar para que guardase el arca.
2Desde el día en que instalaron el arca en Quiriat Yearim pasó mucho tiempo, veinte años. 3Todo Israel añoraba al Señor. Samuel dijo a los israelitas:
-Si os convertís al Señor de todo corazón, quitad de en medio los dioses extranjeros, Baal y Astarté, permaneced constantes con el Señor, sirviéndole sólo a él, y él os librará del poder filisteo.
4Entonces los israelitas retiraron las imágenes de Baal y Astarté y sirvieron sólo al Señor.
5Samuel ordenó:
-Reunid a todo Israel en Mispá*, y rezaré por vosotros al Señor.
6Se reunieron en Mispá, sacaron agua y la derramaron ante el Señor; ayunaron aquel día y dijeron:
-Hemos pecado contra el Señor.
Samuel juzgó a los israelitas en Mispá.
7Los filisteos se enteraron de que los israelitas se habían reunido en Mispá, y los príncipes filisteos subieron contra Israel. Al saberlo, a los israelitas les entró miedo, 8y dijeron a Samuel:
-No calles, grita por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que nos salve del poder filisteo.
9Samuel agarró un cordero lechal y lo ofreció al Señor en holocausto; gritó al Señor en favor de Israel, y el Señor le escuchó. 10Mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos se acercaron para dar la batalla a Israel; pero el Señor mandó aquel día una gran tronada contra los filisteos y los desbarató; Israel los derrotó. 11Los israelitas salieron de Mispá persiguiendo a los filisteos, y los fueron destrozando hasta más abajo de Bet-Car*. 12Samuel cogió una piedra y la plantó entre Mispá y Sen*, y la llamó Ebenezer*, explicando:
-Hasta aquí nos ayudó el Señor.
13Los filisteos tuvieron que someterse, y no volvieron a invadir el territorio israelita. Mientras vivió Samuel, la mano del Señor pesó sobre ellos. 14Israel reconquistó las ciudades que habían ocupado los filisteos; así, volvieron al poder de Israel desde Ecrón a Gat y su territorio. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.
15Samuel fue juez de Israel hasta su muerte. 16Todos los años visitaba Betel, Guilgal y Mispá, y allí gobernaba a Israel. 17Luego volvía a Ramá, donde tenía su casa y solía ejercer sus funciones. Allí levantó un altar al Señor.

Explicación.

7 Este capítulo suena como un sumario genérico, que sirve para colocar a Samuel en la serie de los jueces y para preparar el advenimiento de la monarquía. Los motivos típicos del libro de los Jueces vuelven a sonar reunidos, con algunos detalles nuevos. Leemos una liturgia penitencial, una batalla victoriosa, una noticia sobre la judicatura.

Samuel había desaparecido en los capítulos precedentes y ha estado en silencio veinte años. Su última actuación había sido el oráculo comunicado a Elí, que incluía la próxima derrota. De repente reaparece y es para volver a hablar; su palabra introduce una nueva etapa. Antes y después de la batalla recibe su título o actividad de juez. Juez salvador por su intercesión.

7,1 * = Loma.

7,2-6 Liturgia penitencial: puede compararse con Jue 2,1-5; 6,7-10; 10,10-16 (especialmente el último texto). Contiene algunos elementos típicos: lenguaje de sabor deuteronómico, el retirar los ídolos (Jos 23,23; Jue 10,16), el ayuno, la confesión del pecado. Son elementos nuevos el término de la lamentación inicial y el rito del agua.

Este rito parece tener valor de libación y ofrenda a la divinidad: el agua es don precioso en aquellos climas, y si se saca de un pozo (como puede sugerir el verbo usado), se podría pensar en un pozo sagrado.

7,5 * = Atalaya. 1 Sm 12,19.23.

7,7-9 El primer detalle es individual: si los filisteos tienen sometidos a los israelitas, es natural que sospechen de una concentración israelítica. La acción de Samuel es clamar, como en los salmos de lamentación pública, interceder, función sacerdotal. Esto indica el deseo de sintetizar varios aspectos en la figura de Samuel y la falta de diferenciación rigurosa en las funciones.

7,10-11 Batalla -si se puede llamar así- y victoria parecen hechas de reminiscencias: por ejemplo, del paso del Mar Rojo. El acercarse del enemigo, el temor del pueblo, la acción teofánica. El trueno es arma cósmica del Señor, que infunde terror numinoso al enemigo (Sal 18,14; 29,3). Históricamente se puede pensar en una victoria local y limitada, que el autor convierte en caso típico y decisivo: una victoria más parecida a las de Ehud o Gedeón que a la de Barac.

7,11 * = Casalcordero.

7,12 Otros testimonios antiguos han leído La Antigua en vez de Muela (yeshanashen). De Eben Ezer (Piedrayuda) ya habló en 4,1. * = Muela; Piedrayuda.

7,13-14 Esta generalización no corresponde a ningún hecho o situación de la vida de Samuel. A lo más puede ser un modo hiperbólico para hablar de una tregua que, por cierto tiempo, dejó tranquilos a los israelitas. La vida de Samuel entra así en el esquema que antecede la serie de jueces (Jue 2,18). Más comprensible es la última noticia, sea que tomemos "amorreo" en sentido estricto, como habitantes de Transjordania, o en sentido lato, incluyendo a los cananeos de Cisjordania.

7,16 Las localidades se encuentran en un área bastante restringida, y son puestos famosos desde la conquista. La condición de juez itinerante es una novedad curiosa. Con el altar erigido por Samuel, Ramá podía convertirse en centro religioso de la comarca; además podía atender a las necesidades de los que acudían allí con pleitos por resolver.

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