jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 8.

Los israelitas piden un rey. La monarquía 

81Cuando Samuel llegó a viejo, nombró a sus hijos jueces de Israel. 2El hijo mayor se llamaba Joel y el segundo Abías; ejercían el cargo en Berseba. 3Pero no se comportaban como su padre; atentos sólo al provecho propio, aceptaban sobornos y juzgaban contra justicia. 4Entonces los concejales de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. 5Le dijeron:
-Mira, tú eres ya viejo y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.
6A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor. 7El Señor le respondió:
-Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey. 8Como me trataron desde el día que los saqué de Egipto, abandonándome para servir a otros dioses, así te tratan a ti. 9Hazles caso, pero adviérteles bien claro, explícales los derechos del rey.
10Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey:
11-Estos son los derechos del rey que os regirá: a vuestros hijos los llevará para enrolarlos en destacamentos de carros y caballería y para que vayan delante de su carroza; 12los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamentos y de pertrechos para sus carros. 13A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. 14Vuestros campos, viñas y los mejores olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. 15De vuestro grano y vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. 16A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes se los llevará para usarlos en su hacienda. 17De vuestros rebaños os exigirá diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! 18Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.
19El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:
20-No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuesetro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra.
21Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. 22El Señor le respondió:
-Hazles caso y nómbrales un rey.
Entonces Samuel dijo a los israelitas:
-¡Cada uno a su pueblo!

Explicación.

8,1 El acto de Samuel es nuevo. Cuando Josué se siente viejo (Jos 23) exhorta al pueblo a la fidelidad, pero no se nombra un sucesor; los jueces menores no forman una dinastía familiar, sino que pertenecen incluso a diversas tribus; los jueces salvadores son enviados individualmente por el Señor; Gedeón rehúsa fundar una dinastía. Samuel nombra personalmente a sus dos hijos.

8,2 Los nombres llevan el componente divino yo-  -ya. Joel significa "el Señor es Dios", Abías "el Señor es mi padre". Es extraño desplazar su residencia al extremo meridional del territorio; no sabemos las razones ni entendemos el significado.

8,3 El experimento falla. La corrupción administrativa es un delito condenado con mucha frecuencia: véase, por ejemplo, Ex 23,8; Dt 16,19.

8,5 Los ancianos hacen la síntesis de juzgar y reinar. El término "juzgar" adquiere poco a poco nuestro sentido más genérico de gobernar; lo que hasta ahora ha hecho Samuel, lo hará en adelante el rey.

8,6-8 El disgusto de Samuel parece tener algo de personal y no ser pura cuestión de principio: aunque sólo acusan a los hijos, rechazan la entera institución de los jueces. Es una situación parecida a la de Moisés en sus tensiones con el pueblo, y la terminología nos lo recuerda: véase Ex 16,8 (habla Moisés). El Señor corrige la visión personal de Samuel: en rigor, lo que el pueblo rechaza es la soberanía directa del Señor; Samuel sólo sufre de rechazo. Pero "no es el siervo mayor que el Señor". El Señor conserva su soberanía, incluso frente a Samuel, y a él le toca conceder o negar. Como otras veces, Dios concede la petición, manda a Samuel obedecer o hacer caso a los representantes del pueblo -tres veces repite el mandato- pero en el pecado llevarán la penitencia. Con todo, antes de la decisión, el pueblo debe conocer bien las condiciones; el diálogo quiere informar bien al pueblo antes de formalizar la elección, y recuerda de lejos el diálogo de Josué con el pueblo en la renovación de la alianza (Jos 24).

8,9 El verso juega con la raíz común a juzgar-gobernar y a derechos-estatuto (shpt): el pueblo desea el gobierno de un rey, pero el estatuto de un rey es...

8,11-17 Esta descripción responde a lo que sabemos por otros documentos antiguos. Leído en contexto bíblico, suena como una legalización de lo que prohíbe el décimo mandamiento (y en su forma antigua el séptimo "no robar hombres"). Los verbos que definen la actividad real son quitar o llevarse, diezmar, para sí y sus ministros; la lista de bienes incluye los tres capítulos fundamentales: familia, tierras, ganado. La abundante enumeración tiene aquí una función retórica, lo mismo que otros recursos de estilo, como anáforas, aliteraciones y rimas, la inversión comenzando por el complemento; el posesivo de tercera persona (antiguo ahu) suena catorce veces repitiendo que todo es para él.

Todo desemboca en la terrible frase final: es la eterna tensión de los hombres entre libertad y autoridad, entre seguridad y esclavitud. Hay que recordar la historia de José culminando en Gn 47,25: "Nos has salvado la vida... seremos siervos del Faraón".

8,12 1 Re 9,15-23; 10,15.

8,17 Gn 47,25.

8,18 Con el verbo gritar añadido al servir entramos en otro esquema, bien sabido por el libro de los Jueces: el extranjero sometía a Israel, el cual gritaba al Señor; pero la historia se quiebra, porque el Señor no responderá. Es un poco como el argumento de Jue 10,14: si se empeñan en buscar la salvación en un rey, que el rey los salve.

8,19-20 El pueblo parece querer contrarrestar el discurso de Samuel, oponiendo una barrera de sufijos de primera persona de plural: no para él, sino para nosotros, repite siete veces el sufijo. De nuevo se juntan los términos juzgar-rey, dando la victoria al segundo; todo el capítulo ha orquestado el paso, repitiendo doce veces la raíz mlk, contra seis veces la de juez shpt.

8,21 Samuel sigue en su papel de mediador, como Moisés (Ex 19,9).

8,22 La ejecución de la orden del Señor queda en suspenso. Con la última frase Samuel disuelve la asamblea (Jos 24,28). En el fondo, esta narración, bastante formalizada, puede conservar el recuerdo de negociaciones entre los dos partidos: el renovador, representado por los ancianos, y el conservador, representado por Samuel. El "juez" comprende que hay que rendirse a los deseos del pueblo, aun previendo inconvenientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario